1 de julio de 2020

Escuchamos "Jack y las habichuelas mágicas" (primera parte)

Los invitamos a escuchar y/o leer este cuento llamado "Jack y las habichuelas mágicas", un relato clásico de origen inglés muy antiguo, que al principio se transmitía de manera oral hasta que alguien lo escuchó y decidió escribirlo. De esa manera ha llegado esta historia hasta nuestros días en diferentes versiones. 
Hoy vamos a escuchar la primera parte de una de las distintas versiones existentes. Podés escuchar solamente o escuchar y seguir la lectura con la mirada o leer por tu cuenta también. 








“Jack y las habichuelas mágicas” 
(primera parte) 

    Había una vez un muchacho que vivía con su madre viuda en una casa humilde.

     Solo tenían una vaca que daba leche. Cada mañana, la viuda la vendía en el pueblo. Un día la madre enfermó y no pudo salir a ganar sus monedas. Ella y Jack, su hijo, no tenían de qué alimentarse y decidieron vender la vaca.

    La mujer envió al muchacho al pueblo. Unas horas después se sorprendió al verlo regresar sin la vaca y creyó que la había vendido.
   Pero Jack le contó que había cambiado la vaca por unas semillas de habichuelas mágicas. La viuda se enojó mucho: −¡Cómo has hecho eso! –gritó mientras arrojaba las semillas por la ventana.
    Jack se refugió en su cama. Al rato se quedó dormido y soñó que las habichuelas crecían hasta más arriba del tejado. Por la mañana, se asomó y vio que su sueño era realidad. La planta se perdía entre las nubes.
     Jack salió y trepó por el tronco rama por rama como si fueran los peldaños de una escalera.
   Ascendió y ascendió hasta que vio un castillo. Se acercó y encontró a una mujer altísima que lo miraba sorprendida. Jack preguntó: −¿A quién pertenece este castillo? La mujer le dijo: −Pertenece a mi esposo, un ogro malvado que devora niños.
Debes marcharte, muchacho.
    Jack tenía hambre y le pidió algo para comer antes de irse. Ella le ofreció pan y un tazón de leche.
     Mientras comía, el niño sintió que el piso temblaba. Tuvo miedo, pero la mujer lo escondió en el horno. −¡Quédate aquí! –le dijo. Entonces llegó el ogro y se sentó a devorar la comida. Pero olió el aire y exclamó-Creo que huelo a niño ¿No tendrás uno bien tierno para comerlo?
    La mujer le explicó: −Hueles al niño que comiste anoche pues no he podido limpiar el horno.
     El ogro terminó su cena y se echó a dormir. Jack salió en puntas de pie. Antes de llegar a la puerta, vio en la sala del castillo bolsas con monedas, un ganso que ponía huevos de oro y un arpa mágica.
    Tomó la bolsa con monedas para llevárselas a su madre; esperaba que lo perdonara por no haber vendido la vaca. Salió luego y comenzó a bajar por la planta rama por rama como si fueran los peldaños de una escalera. Cuando llegó a su casa, la madre lo esperaba preocupada. Jack le contó lo que había descubierto y le entregó la bolsa. Las monedas de oro les alcanzaron para vivir durante un tiempo. Pero un día se acabaron y Jack planeó una nueva visita al castillo del ogro. Esta vez decidió apoderarse del ganso de los huevos de oro.
    Subió rama por rama como si fuesen los peldaños de una escalera hasta que llegó al castillo.
CONTINUARÁ…






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