1 de octubre de 2020

Conocemos un pueblo sedentario : los diaguitas

       

Antes de la llegada de los españoles, en América había pueblos que cultivaban y criaban animales. En el noroeste de la Argentina hubo grupos que criaban llamas, vicuñas y guanacos de los que sacaban la lana para sus telas y también practicaban la agricultura: los diaguitas. 

Los diaguitas fueron un pueblo originario que habitaba las zonas montañosas de las actuales provincias argentinas de Salta, Catamarca, La Rioja, el oeste de Tucumán y el norte de San Juan.

Ubicación geográfica de los diaguitas


Este pueblo estaba formado por muchos grupos independientes que hablaban una lengua en común: el kakán. Estos grupos, a veces se reunían, otras entraban en guerra entre ellos o convivían tolerándose. Algunos de estos grupos eran los: Quilmes, cafayates, yocaviles, capayanes, andalgalaes, amaichas, guachipas, malfines, acalianes y muchos otros.

Las palabras en azul corresponden a los nombres de los distintos grupos diaguitas




La palabra “diaguita” es un término quechua con etimología aymara, que significa "serrano" impuesta por los incas y tomada luego por los españoles.

De la lengua kakán no quedaron rastros, salvo algunas palabras que sobrevivieron en los nombres de ríos o localidades de la región, como: Aconquija, Famatina, Guandacol, Luracatao, Nonogasta, Payogasta, Pipanaco, Calingasta o Colalao. Los españoles no entendían la lengua kakán y se comunicaban con los diaguitas con el quechua (la lengua de los incas).

Los diaguitas fueron sedentarios. Esta cultura floreció durante más de 500 años y fue uno de los resultados de milenios de vida humana en la región. Cada pueblo estaba organizado alrededor de un cacique quien ordenaba la vida del pueblo. Tenían una importante tecnología agrícola y contaban con una amplia gama de recursos económicos. 

Actividad agrícola y ganadera que desarrollaron los diaguitas



Habitaban los valles y quebradas pero también aprovechaban la selva y la árida puna.

La combinación de recursos naturales y cultivo permitía mantener a miles de personas. La sociedad diaguita podía alimentar a mucha gente, gracias a una desarrollada agricultura, a la recolección de frutos silvestres como la algarroba y las nueces pecán y a la caza de animales grandes (guanacos y ciervos) y pequeños (liebres y mulitas). 

A fuerza de trabajo duro y buena tecnología, los diaguitas cultivaban zonas hoy desérticas



Para preparar la tierra, que en esa zona es muy dura, utilizaban una herramienta llamada taclla o palo cavador. El taclla es una herramienta con forma de bastón de más de un metro de largo. Se usaba y aún se usa para romper la tierra en terrones. 

El uso de la taccla o palo cavador en las tareas agrícolas. A la derecha, una  lustración realizada por el cronista amerindio Guamán Poma (del siglo 17). 



Por el carácter de su economía, tendieron a concentrarse en los valles donde practicaban la agricultura, la caza, el pastoreo y la pesca.

A la llegada de los españoles en el siglo XVI, desarrollaban una agricultura bastante avanzada pues empleaban técnicas como el riego y el cultivo en terrazas. En estas sembraban maíz, papa, quínoa, algodón y zapallo. Todos estos cultivos eran de alto rendimiento.

  Además de las casas familiares, había casas comunales construidas con paredes anchas. El patio se utilizaba para tareas cotidianas como tallar puntas de flecha, tejer, moler granos o curtir cueros.




Otra de las actividades que realizaban era el pastoreo de rebaños de llama que habían logrado desarrollar con la domesticación de este animal. El pastoreo de ganado camélido, fue una tarea paralela que consumía parte del tiempo de la familia. Casi todo el año, los animales eran alimentados en los pastizales cercanos a los valles. Pero al acercarse el verano, los rebaños eran trasladados hasta los ricos pastos cordilleranos. Esta actividad se complementaba con la caza del guanaco.

Conocé cómo era el pucará: construcción realizada en piedra (video)




Vivían en casas hechas de piedra y con techo de paja. El lugar donde construían su casa tenía que ver también con cómo se llevaban con sus vecinos. Como en algunas épocas no faltaban los problemas, los diaguitas construían unas fortificaciones en las laderas de la montaña, para que a los enemigos les resultara más difícil llegar. En estos lugares construían el pucará, que era como un fuerte para defenderse en caso de guerra.










Eran diestros alfareros, cada familia fabricaba sus propios utensilios de cerámica y también trabajaban el metal, por lo que tenían un gran conocimiento metalúrgico. Emplearon especialmente el bronce (aleación de cobre y estaño). También cobre, oro y plata. 







Como estos pueblos no tuvieron escritura, todo lo que sabemos de ellos es a través de documentos que quedaron a partir de la llegada de los españoles o por excavaciones que realizan los arqueólogos. Una forma de averiguar la antigüedad de algún objeto encontrado es a través de un análisis que se llama “carbono 14”. Pero esto quedará para otra oportunidad…

Esperamos que este recorrido por las costumbres del pueblo diaguita te haya gustado y te haya sido útil para conocer un poco más de sus características y del importante desarrollo cultural que alcanzaron.


Fuentes:

-Palermo, Miguel Ángel : Diaguitas. Editorial A-Z (Gente americana). Buenos Aires, 1998.
-Pueblos originarios.com https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/diaguita/diaguita.html (visitado el 30/09/20).
-BMC : Los pueblos originarios https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/diaguita/diaguita.html (visitado el 30/09/20)
-12 de octubre : encuentro de culturas 

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